“Cada error en cada intersección…
no es un paso atrás, es un paso más.
Cada curva en cada borrador…
no es un paso atrás, es un paso más.”
Vetusta Morla. Mapas
Y cada paso que he dado en la vida me traía aquí, a este punto, a este blog y a lo que quiero que este blog inspire en ti. Te doy las gracias a ti que me lees por acompañarme en el camino y darle sentido.
Voy a aprovechar estas líneas para compartir contigo parte de ese camino.
¿Qué decías siempre que querías ser de mayor cuando te preguntaban de niñ@? Yo lo tenía muy claro: yo quería ser seño, yo quería enseñar. No sabía muy bien qué, ni dónde -de hecho, eso variaba según mi etapa educativa-, pero no tendría más de 6 años y ya jugaba a dar clases a mis primos en verano en un trozo de madera pintado de negro que hacía de pizarra. Y luego, me hice mayor y se me olvidó. Y acabé la carrera de Traducción de inglés y francés y empecé a dar tumbos. Había olvidado mi vocación. Mi esencia.
Otra cosa que siempre he querido ser es MADRE. Y de eso hago responsable directa a mi madre, Inma, que un día hablando sobre mis hermanos y yo, me dijo: “Sois lo mejor que me ha pasado”. Son solo 7 palabras, pero inspiraron en mi las ganas de vivir la experiencia que a día de hoy más me enriquece y me hace crecer, mi motor, mi brújula: LA MATERNIDAD.
Volver a recuperar mi VOCACIÓN y cumplir el sueño de ser MADRE siempre han requerido por mi parte valentía y saltos de fé. El paso que dí para recordar que quería ser profesora fue dejar un puesto fijo en la empresa en la que trabajaba y lanzarme a la aventura. Apenas un mes después me llamaron para una entrevista para un puesto de docente en la Universidad Alfonso X el Sabio. Me lo dieron, y con mis niñas de la UAX recordé cuánto me gusta guiar y descubrir nuevos mundo, hacer ver a los demás la grandeza que hay dentro de ellos… Salté, me atreví y así, recuperé mi esencia.
Para convertir en realidad mi sueño de ser madre decidí dejar de buscar al príncipe azul. Y cuando tomé esa decisión, y solo entonces, apareció Javi. Nos elegimos porque vimos claro que cada uno tenía todo lo que el otro precisaba para llegar a ser LA MEJOR VERSIÓN DE NOSOTROS MISMOS. Nos elegimos porque sabíamos que íbamos a ser un gran equipo: un equipo capaz de transformar el mundo. Hoy, esa seguridad es todavía la que nos hace avanzar en nuestra relación y en la vida.
Y una vez llegó Javi, la vida tomó carrerilla y en una año tenía pareja, abrí mi propio negocio y me quedé embarazada de MARIO. Mi pequeña bendición. Mi alegría. Mi Pepito Grillo.
Durante 3 años “luché” por compaginar la maternidad con un modelo de negocio que exigía de mí mucho tiempo. Y de nuevo, fue otro salto de fé lo que hizo tambalearse lo que yo pensaba que tenía que ser mi vida: el nacimiento de Andrea en enero de 2016. Con Andrea, mi ángel, decidí que quería disfrutar de mis hijos y que encontraría la manera de hacerlo, a toda costa. Decidí que quería dejar de “luchar” con la vida, y me puse en acción.
A aquella decisión y una campanilla muy especial (mi cuñada Nuria, mujer valiente) me llevaron a querer profundizar en mi, en quién soy, en lo que soy capaz de hacer, en lo que amo, en lo que aporto al mundo, y de ese modo inicié un proceso de autoconocimiento y consciencia de mi misma que ya no tiene marcha atrás. Me he dado cuenta de que mis dos pasiones, mi vocación de maestra y mi vocación de madre, no solo son compatibles: son complementarias. Y he llegado a la conclusión de que para disfrutar cada minuto de mi vida solo debo conjugar mi vida profesional y mi vida personal. Esto que lees es el resultado de esa reflexión.
A menudo doy gracias por cada uno de los pasos que he dado en la vida y soy consciente de que cada evento, cada decisión y cada conversación, cada lágrima, cada risa, cada beso, formaban parte de mi camino. Este blog es MI COMPROMISO CON LA VIDA. Mi manera de MOSTRAR CÓMO EL AMOR LO HACE TODO POSIBLE, sobre todo, hace posible vivir apasionadamente y disfrutando de cada instante. Solo se requiere valentía. Solo necesitamos pensar en las veces que hemos sido valientes en la vida. Las veces que hemos saltado al vacío sin miedo al después, seguros de que la vida nos sostendría. ¿Puedes recordar esa vez que saltaste al vacío en tu vida y todo salió bien? Si has sido capaz de hacer eso, podemos hacer cualquier cosa. Aprender inglés juntos va a ser pan comido.
En marcha.